Milo

Presentación

Yo soy Guillermo González. Firmo como 'Milo' porque me llamo Guillermo Emilio González y a la gente le queda más fácil decir 'Milo'. Soy costarricense. Estoy en el arte desde niño aunque en ese entonces no me daba cuenta. Me gustaba mucho pero no había descubierto la vocación. Hace unos 25 años me di cuenta de que eso era lo que quería hacer. Me puse a hacerlo y ahí a duras penas he ido saliendo porque me casé y me ha costado un poco salir adelante.

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Estilo

Yo no me he podido desembarazar del figurativismo. Generalmente uno tiene que pintar algo reconocible, algo que la gente reconozca. Todavía no he podido entrarle al arte abstracto. Lo que yo hacía desde que era pequeño era dibujar cosas. Ahora yo dibujo cosas en un cuaderno y después las veo y si quedó bien digo: "lo voy a hacer". Para mí el motivo de un cuadro no es importante. Lo importante es el acabado final del cuadro: puede ser una mesita de juego de niños que no tiene gran cosa; si plásticamente está bien, yo estoy contento con esa mesa. Que tenga unos colores que me agraden, que sean algo bello para mí y poder compartirlo con la gente. Tampoco quiero hacer composiciones muy elaboradas con grandes lenguajes. Yo pienso que en la sencillez del corazón de cada hombre hay un anhelo de sencillez, de algo que le deje a uno descansar la mente y simplemente apreciar ahí algo agradable. Me parece, no sé si me equivoco. El surrealismo implica mucho razonamiento: que para dónde viene y para dónde va. A mí no me interesa eso. Yo enmarco mi trabajo en dos cosas muy sencillas: uno, por el tipo de trazo que tengo que es muy expresionista; y otro, porque una persona reconoce lo que está en los cuadros aunque no sea tal cual como está en la naturaleza. Entonces yo lo enmarco ahí: Expresionismo por la pincelada y figurativo porque se reconoce lo que es. "Expresionismo figurativo". Yo no sé si el término estará bien. Como le dije yo no soy de significados trascendentales. Simplemente es buscar algo que me haga vivir y en ese sentido el Caribe, el mar... Una vez una mujer rusa a quien le gustó mucho lo que yo hago me dijo: "Milo, pero usted no pinta barcos. Ustedes aquí tiene el Atlántico y el Pacífico, tienen mar por todo lado y no pintan barcos". Entonces pensé que había que explotar esa vena. Cada motivo de cada cuadro es una excusa para poder ejercitarme con el color. Yo admiro mucho lo que es la maternidad, mi esposa y yo tenemos cinco hijos. Además en el Caribe costarricense están la mayoría de los negros que hay en Costa Rica. De ahí nació este cuadro y no hay nada más allá.

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Función del Arte

Para mí el arte debe tener una función social pero la función más importante del arte es la estética y la espiritual en el sentido en que el hombre se sorprende ante la belleza. Lo que yo intento -aunque a veces lo logro y otras no- es crear un concepto de belleza que yo tengo. Algunas personas comparten ese concepto, otras no. Para mí el objeto artístico tiene que ser algo que a la persona le ayude a encontrarse con una parte espiritual que casi nunca toca en el mundo moderno.

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Arte comprometido

Yo pienso que hay muchos vehículos para cambiar la sociedad: Está lo político, lo económico, lo antropológico. El arte es otro vehículo y se puede usar como un vehículo de cambio de la sociedad en sí o se puede usar como un vehículo de expresión espiritual de una persona.

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Relación con el mercado

El mercado es muy importante para mí y, al mismo tiempo, es muy tiranizante. El mercado tiraniza mucho en el sentido de que necesito vender porque tengo una familia numerosa, porque hay que comer y a veces no puedo hacer lo que yo quiero sino que tengo que orientarme más por lo que el mercado quiere. Hay que ser un poco más complaciente. Por lo tanto tengo que dividirme: por un lado, hacer las cosas que yo quiero, las cuales no son muy comerciales y por otro, lo que sí es comercial. Sin embargo pienso que si lo que es comercial no se adapta a mi concepto de belleza plástica... hay muchas cosas que no las traigo, ni las enseño y no me gusta que las vean porque hay cosas que pienso que no valen nada. Lo que tengo aquí considero que tienen un trabajo que están bien. Yo quisiera vivir del arte pero para el artista es muy difícil ser artista y ser un comerciante. Por esto hay que ponerse en manos de otras personas y para eso se necesita un don de relaciones. Para mí las relaciones personales no son difíciles, son difíciles las relaciones económicas. Yo no he mercadeado bien mi arte aunque yo siento que yo podría vivir de él. Sin embargo, no he podido dar ese pasó: abrirme e ir a conquistar ese mundo del comercio. La otra vez escuché una frase que me llamó mucho la atención: "No es mejor artista el que más vende, sino el que mejor mercadea su arte".

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Arte en Costa Rica

Yo no he salido de Costa Rica. Siempre he anhelado poder salir y ver arte de verdad, en museos de verdad e ir a ciudades donde todo es arte. Como no he podido, lo he hecho a través de la manera más asequible para mí que son los libros: viendo, leyendo, contemplando, admirando. Una vez hubo una exposición aquí en Costa Rica de un artista ecuatoriano muy famoso que se llama Orlando Guasamín. Yo fui a ver esa exposición y cuando entré a la sala donde estaban esos cuadros y pude ver frente a frente obras con esa fuerza pensé: "Y ahora qué voy a hacer yo? Ya todo está hecho." Eso me dejó frustrado durante días. Después me di cuenta de que cada uno tiene su manera de expresarse y yo podría también buscar mi propia superación y anhelar ser un gran artista sin tener que ser como Guayasamín. Ahí me di cuenta que no es lo mismo contemplar en un libro la obra que estar enfrente de la obra. Yo creo que el mercado del arte en Costa Rica es un mercado muy pueblerino, un mercado donde ya hay gente que conoce de arte pero son los menos. El resto de las personas no quieren una obra de arte, ellos quieren un adorno para la casa. Incluso a veces duele mucho cuando le dicen a uno: "Este me gusta mucho pero no me va con los muebles". Eso duele.

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